Hay una estrecha relación
entre la literatura y el café. Como las películas y las palomitas, la ópera y
los binoculares.
Curiosamente, a la acción
de leer se le asocia una taza de humeante café. Una imagen idílica referente a
la lectura de una tarde de domingo invernal es la que contiene una esponjada
butaca, un café humeante y un buen libro. Desde luego, el binomio café literario
es algo ya histórico y cada vez más actual, podemos ver como poco apoco han ido apareciendo cafeterías-librerías, donde puedes tomar libros prestados y
leerlos mientras saboreas un buen café humeante.
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