Un
día como hoy, en el año 1881, nacía Picasso un visitante asiduo de los cafés
parisinos, no es de extrañarnos pues, vivir en la ciudad luz y no sentarse en
un café es una herejía. En Paris el café es una ceremonia, un lugar y un
emblema. No es el mismo café aquel que se bebe por la mañana para que el alma
regrese al cuerpo después del sueño, que aquella taza tomada unas horas después
en la oficina. Ir al café por la tarde supone congregarse en torno a una
diminuta mesa redonda para sorber tragos igualmente pequeños, junto con otros
parisinos que enroscan sus piernas y pronuncian ideas luminosas. Picasso, no
fue la excepción de esta tradición, era habitual , como lo vemos en la foto, encontrárselo
compartiendo una mesa, tomando café, en el mítico Café de Flore, del
bulevar Saint-Germain.
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